En nuestro diario vivir Dios nos habla, una sonrisa, una palabra, una actitud, una situación, El Señor quiere decirnos algo siempre. Llevar la palabra de Dios hasta lo mas profundo del corazón, dejar que nos consuele, nos abrace, nos redarguya o nos levante... un tiempo con Dios cada mañana o cada tarde, meditar en Su palabra, leerla, aferrarnos a ella esto nos lleva a una reflexion diaria...
sábado, 2 de noviembre de 2013
HABLANDO DE ANA... PARTE 2 (CLAMÓ A DIOS)
Hablando de Ana…
2. Ana fue a buscar la ayuda correcta
“ ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.” 1ra. Samuel 1:11-13
Ana estaba siendo probada en muchos aspectos, sin embargo vemos que no se quejaba con su marido, no habla la biblia que fuera con su familia, con otras mujeres a llorar su pena y a quejarse de lo malo que era Dios, ella había esperado con mucha paciencia, cada año venía a presentar el sacrificio al Señor con las manos vacías porque no tenía un hijo, sin embargo a pesar de su pena no le vemos quejarse y llegó el tiempo en el que tomó una decisión FUE A BUSCAR LA AYUDA CORRECTA, clamó a Dios, abrió su corazón a Él, que era el único que podía verdaderamente solucionar su pena. Cuantas veces vamos a Dios cuando más cargados y fatigados nos sentimos? Tenemos la tendencia a querer contar todo lo que nos pasa, sufrimos en silencio muchas veces, pero también muchas veces sufrimos contando lo que nos pasa, a una amigo, a una hermano, un compañero o mostramos aspereza, tristeza y amargura ante todos, para que sepan que lo estamos pasando mal y al último lugar al que vamos es nuestro lugar de oración, donde verdaderamente está la solución a todos nuestros problemas. Es necesario que abramos nuestro corazón al Señor, Dios lo sabe todo y conoce quienes somos, cómo estamos y cómo nos sentimos, a Dios no podemos impresionarlo con nuestra actitud o con nuestras palabras, a Dios le impresiona un corazón sincero e integro delante de Él, que no le esconde nada y que se duele y desgarra ante El, reconociendo SU grandeza y su poder.
OREMOS: Señor hoy quiero venir delante de ti sin esconderte nada, Señor quiero pedirte que me ayudes a buscarte a ti como la primera y la única opción para recibir la solución de todos mis problemas, que cada vez que mi vida se vuelva gris, y las tormentas empiecen a sacudirme pueda ir a ti como el primero, que pueda buscarte a ti como mi única fuente de refugio, de consuelo, de salvación. Quiero clamar con todo mi ser y abrir mi corazón como Ana lo hizo, sin esconderte nada, sin aparentar nada, tu me conoces Señor al completo, quiero confiar en ti y correr a tu refugio que es donde siempre estaré seguro. Amen!
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